EH Bildu ha tirado la toalla. El grupo municipal ha comunicado este jueves al PNV que no renovará el acuerdo presupuestario que permitió aprobar las cuentas de 2025. La ruptura llega tras meses de desgaste: el ejecutivo local presentó el proyecto de 2026 sin negociar una sola coma con sus socios y, encima, blindó la polémica ubicación del nuevo Garbigune ignorando las alternativas que ofrecía la formación abertzale.
“Nos enteramos del presupuesto cuando ya estaba en el escaparate”, denuncian. “Un mínimo de respeto habría sido sentarse antes, pero prefirieron sorpresa y foto”. El punto de inflexión fue el Garbigune: EH Bildu acusa al alcalde de imponer un emplazamiento “a la fuerza”, falsear sus argumentos y arrojar la culpa del fracaso a la oposición. “Incumplieron lo firmado, nos ningunearon y ahora quieren que firmemos en blanco. No vamos a ser el aval de un desgobierno”, sentencian.
Con el diálogo roto y la confianza por los suelos, Laguardia se adentra en 2026 sin certezas: el PNV necesitará nuevos apoyos o gobernará en minoría. El temor de EH Bildu es que, sin freno, el equipo de gobierno acelere proyectos “a medida” y convierta el pueblo en moneda de cambio de intereses partidistas. “No vamos a mirar hacia otro lado mientras se desmantela el consenso que costó años construir”, advierten. De momento, la alcaldía guarda silencio y el pleno del mes que viene se perfila como un ring.
Txomin Ruiz.