El «Día del Gaitero de Laguardia’ que celebra su 49ª edición este año, rendirá un «homenaje póstumo» al querido gaitero riojano José Julio Royo Redondo «Roy» fallecido el 10 de febrero de 2024 en Logroño a los 69 años. Aunque ya se le dedicó un emotivo recuerdo en la pasada edición, será ahora cuando se le tribute un homenaje como figura destacada de la música tradicional.
Un gaitero con alma riojana
Roy, como le conocían sus amigos, fue un *
apasionado de la música y las tradiciones populares. Junto a un grupo de compañeros, fundó la Escuela de Dulzaina de La Rioja, donde compartió enseñanzas con otros maestros como Jesús Martínez Randez «El Guapo», gaitero de Laguardia.
Sus primeros pasos en el mundo de la dulzaina se remontan a 1987, cuando descubrió el Día del Gaitero de Laguardia. Desde entonces, no faltó ni una sola edición. «El sábado ya sabes, gaita al cinto y para Laguardia», solía decir cada mayo, demostrando su devoción por esta cita ineludible.
Una vida entre gaitas y danzas
Formado en las escuelas de Logroño bajo la tutela de maestros como Ricardo (director de la Banda de Música de Artajona).y Juan Carlos Gómez «Bareta» (gaitero de Elciego), Roy recorrió con su gaita numerosos pueblos de La Rioja y otras comunidades. Durante más de 20 años, acompañó a comparsas de gigantes y cabezudos y grupos de danza, dejando huella con su música.
En sus últimos años, una enfermedad le impidió seguir tocando, pero nunca dejó de asistir al Día del Gaitero. Le encantaba escuchar el sonido de la dulzaina y reunirse con sus amigos, siempre repitiendo su frase favorita: «Aquí la gaita suena especial».
Un fin de semana de homenaje y tradición
Durante el fin de semana del 10 y 11 de mayo se desarrollará un completo programa de actos que incluye: un pasacalles de gigantes de Laguardia y Lazkao, un kalejira (desfile festivo) por las calles del pueblo, el 2º Torneo de Pelota «Día del Gaitero» en el frontón Rodolfo Madrid, y ya el domingo propiamente dicho un alarde de gaiteros en la Plaza Mayor con un homenaje central a Roy, y finalmente una comida de hermandad para los músicos seguida de un último recorrido musical.con docenas de gaitas sonando en las calles de Laguardia, cumpliendo el deseo de Roy: que su música siguiera vibrando en el lugar donde, para él, la gaita siempre sonaba «especial».
Txomin Ruiz.