La imagen de portada contrasta mucho con los ochenta y ocho años que han transcurrido en Laguardia, en los que una gran parte de la población de esta localidad fue represaliada por el franquismo durante los primeros meses del alzamiento nacional en 1936. Recientemente, su Ayuntamiento quiso por fin rendir, semanas atrás, un sentido recuerdo y homenaje a todos los vecinos de esta localidad represaliados. Precisamente coincidiendo con este homenaje, estos hechos trágicos han sido recogidos y documentados por el doctor en historia contemporánea por la UPV y escritor Javier Gómez Calvo para construir un libro donde los lectores podrán conocer todas las tropelías y la represión ejercidas principalmente por los poderes locales, como la iglesia, hacia aquellos vecinos díscolos o que no comulgaban con el bando ganador. El libro sobre la guerra civil española lleva por título «No vuelvas si no vences«, y el autor nos desvela su origen en la entrevista que hemos mantenido.
Cuenta Javier en este libro que hasta un total de 72 vecinos de Laguardia están registrados, aunque es posible que hubiera alguno más, todod ellos represaliados de una u otra forma. Muchos de ellos fueron asesinados vilmente; otros, los más afortunados, tuvieron que acogerse al destierro, y sus bienes les fueron despojados. Perseguidos por sus ideas, fueron ingresados en prisiones, recibieron cuantiosas multas, perdieron sus empleos o sufrieron el escarnio público.
La violencia política en Laguardia durante los años 30 y 40 del siglo XX está ligada a los alcaldes de la época, como vamos a poder comprobar en esta entrevista, ya que, como asegura Javier Gómez, a diferencia de otras geografías, el poder civil local tenía gran autonomía sobre el militar. El libro menciona a la banda de Briones, aunque probablemente no fue la única que aterrorizó a los vecinos.
Pregunta: ¿Por qué se ejerció esa violencia en Laguardia durante 1936 y los años posteriores, cuando precisamente Laguardia no estaba muy cerca del frente?
Respuesta: Si atendemos a los numerosos trabajos publicados sobre la violencia ejercida en la retaguardia golpista, todos coinciden en mostrar cómo las cifras y proporciones de esa violencia son de mayor magnitud en territorios alejados del frente. Suele tratarse de espacios en los que las milicias y organizaciones civiles que apoyaron el golpe de Estado gozaron de mayor sensación de impunidad para restaurar eso que consideraban “orden social”, según su lógica alterado desde 1931. Un ejemplo de ello es Laguardia, donde a pesar de que nunca estuvo en riesgo la hegemonía carlista, sí se articuló una potente contestación republicana, hasta 1936, y desde marzo desde ese año incluso una respuesta de tinte más obrerista, con la creación de una agrupación socialista.
P-Dice en el libro que Laguardia fue una de las localidades alavesas con mayor porcentaje de hombres alistados para combatir voluntariamente en el llamado Ejército Nacional, y que el título del libro precisamente obedece al discurso del alcalde de la localidad en ese momento, exhortando a los vecinos a que fueran a combatir contra los rojos.
R-El porcentaje de población alavesa de sexo masculino que se alistó voluntariamente para combatir en el Ejército sublevado fue de un 4,3%. Hubo localidades en las que se triplicó, caso de Moreda, Zambrana, Yécora y Labastida, por este orden. Pero se trata en todos los casos de espacios físicos pequeños y más abonados a la influencia de una personalidad local, como por ejemplo un sacerdote. Sin embargo, Laguardia contaba con cerca de 2.500 vecinos, era capital comarcal y cabeza judicial. El porcentaje de hombres alistados allí, un 8,4%, es el más alto de los registrados en grandes municipios.
Con aquella soflama de inspiración fascista (O vincere o non si torna), el alcalde Dámaso Jiménez pretendía convencer a los escasos jóvenes que no se habían alistado ya, porque la inmensa mayoría de quienes fueron al frente ya se habían enrolado en el Requeté antes de ese discurso del 10 de agosto de 1936.
P-¿El clero y los curas jugaron un papel determinante en la redacción de informes y de denuncias en Laguardia en el año 1936 cuando estalló el alzamiento fascista a cargo del general Franco contra el gobierno republicano?
R-Más que el clero, el arcipreste y párroco de Santa María, Jenaro Quincoces. Teniendo en cuenta que la represión cruenta se ejerció sin presencia ni participación de uniformados, es decir, sin soldados ni guardias civiles, las autoridades provinciales confiaron en Quincoces la imposición y variación, según el caso, de la administración de violencia.
P-En una charla a la que asistimos en Laguardia hace unos años, nos aportó unas terribles cifras: de los 10 maestros con los que contaba el municipio de Laguardia en 1936, cinco fueron sancionados y uno asesinado. En concreto, por sus ideas y actividades en Laguardia, Julio Martín Bobadilla, natural de Logroño, a quien adoraban los niños laguardienses.
R-Se da la paradoja de que Álava es una provincia en la que, siendo alta la proporción de maestros asesinados (un 4% del total de víctimas mortales de la provincia ejercía la docencia, la de maestros depurados por sus ideas políticas resulta muy baja. En Laguardia, sin embargo, la proporción es muy alta en ambos casos: un maestro asesinado y otros cinco expulsados del Magisterio, trasladados de provincia o privados temporalmente de empleo y sueldo. Esta sí es una particularidad de Laguardia, pero que tiene también sus razones: por un lado, el intenso choque entre nuevas doctrinas pedagógicas y la vieja escuela católica, con la creación en Laguardia de una asociación laica de padres de familia y, como reacción, de un centro educativo confesional. Por otro, el hecho de que el líder de las izquierdas locales fuera un maestro, el asesinado Julio Martín Fernández de Bobadilla.
- Una placa conmemorativa recuerda a los represaliados del franquismo en Laguardia.situada en el Collado, justo enfrente de otro hijo ilustre de la localidad, Félix María de Samaniego
P-¿Qué tipo de violencia se ejerció contra los vecinos de la localidad? en el acto de homenaje realizado hace varias semanas en la propia Laguardia se leyeron hasta 72 nombres de vecinos que fueron represaliados de una o de otra manera.
R-En ocasiones el término “represaliado” se utiliza como sinónimo de “asesinado”, cuando son conceptos diferentes. Una persona asesinada fue represaliada, claro, pero ¿no lo fue también un maestro expulsado de su carrera? ¿Un socialista encarcelado por sus ideas políticas? ¿una de las mujeres a las que expusieron en la plaza pública tras cortarles el pelo? Lo fueron, en diferente medida, pero también lo fueron. El propósito del Ayuntamiento fue honrar a quienes fueron perseguidos, sin olvidar a un solo vecino. Creo que es lo más justo y correcto.
P-En total en el libro se recogen un total de seis asesinatos producidos en Laguardia, algunos de ellos muy crueles como por ejemplo el del jornalero Nicolás Santamaría que fue arrastrada aún con vida por la carretera que unía Laguardia con Elciego. ¡Una crueldad en estado máximo!
R-Fue, sin duda, el crimen más atroz de entre los perpetrados en la comarca y también el único para el que no se utilizaron armas de fuego, lo que prolongó la agonía. Nicolás estaba sentado frente a su casa con su mujer, Isabel Madrid, cuando varios vecinos se acercaron y, sin mediar palabra, le montaron en el coche de un chófer del pueblo. Al salir del pueblo, lo ataron a los bajos del vehículo y le arrastraron de camino a Elciego, a donde llegó despellejado y cadáver. ¿Su “delito”? Jactarse en las tabernas del pueblo de leer publicaciones satíricas anticlericales, como el “Fray Lazo” o “La Traca”.
P-¿Qué le han dicho los vecinos de Laguardia cuando algunos de ellos han leído el libro y han visto que los apellidos de sus ascendientes aparecen en el mismo ejerciendo violencia? Incluso se habla de bandas que propinaban palizas a determinadas personas, y en el libro se cita a la banda de Briones, auténticos matones y muy famosa en aquel trágico momento.
R-Contaba con que se levantaran ampollas, aunque los dedos de una mano bastan, por ahora, para hacer recuento de quejas. Tampoco voy a caer en el manido tópico de la “sociedad inmadura”, pero sí es cierto que nos resistimos a creer que los abuelos a los que conocimos ya ancianos y venerables un día fueron jóvenes que habitaron la España que prologó el acontecimiento más trágico de la Historia, la Segunda Guerra Mundial. Y tomaron decisiones que hoy sus nietos, o ya más propiamente sus bisnietos, no alcanzan a entender. Desde luego es mucho más cómodo buscar antecedentes antifranquistas, pero este propósito tiene límites: al fin y al cabo, en 1936 media España votó lo contrario que la otra media y durante la dictadura ese 50% se supo vencedor y como tal actuó. Es más, en 1977, dos años después de la muerte de Franco, las urnas respaldaron al Secretario General del Movimiento Nacional, Adolfo Suárez, quien casi alcanza la mayoría absoluta. La España antifranquista no es más que un mito.
P-¿Es verdad que estos asesinatos se registraron como muertes consecuencia de la guerra civil para que las viudas sobre todo de los funcionarios pudieran tener acceso a una pensión?
R-Sí, tan pronto como en noviembre de 1936 se dio un decreto en la España de Franco para regular este tipo de situaciones. No obstante, la inmensa mayoría de esas viudas tardaron en acogerse a la normativa o no lo hicieron nunca, lo cual es bastante comprensible en ese contexto.
- La obra está disponible en cualquier librería, pero la Librería Irazu en Elciego es la mejor opción para los vecinos de la comarca
R-¿Con este libro el autor pretende dejar ya zanjado y cerrado ese episodio negro de la historia de España, o va a pretender a futuro en seguir ahondando en nuevos pasajes sobre la guerra civil española en otros municipios de Rioja Alavesa por ejemplo?
R-La Historia, como cualquier ciencia, está siempre “por hacer”. En lo que hace a Laguardia, invité en la presentación que hice allí a que todos los lectores del libro echaran un ojo tanto a las notas a pie de página como al listado de fuentes, pues sólo así entenderán que no hay especulación alguna en este trabajo y que ellos mismos pueden acudir a esos archivos, leer y trabajar las decenas de miles de páginas que documentan lo narrado e interpretarlas, que siempre es lo más costoso. Por lo que respecta al resto de la comarca, efectivamente en la actualidad estoy investigando sobre Elciego, una localidad en la que, por ejemplo, se asesinó a cuatro vecinos más siendo su población casi la mitad de la de Laguardia.
P-Por cierto no lo hemos preguntado qué tal ha ido o va a la venta de este libro y donde se puede conseguir, si algún vecino de Rioja Alavesa no presente en su día en la presentación que se realizó en Laguardia y estuviera interesado en adquirirlo. ¿Una dirección de correo electrónico de contacto o una página web donde se pueden encontrar todos sus libros?
R-Pues la verdad es que está yendo muy bien. El libro se puso a la venta en librerías el 23 de mayo, y diez días después se había agotado la primera edición (500 ejemplares). Esta circunstancia obligó a una rápida reimpresión al objeto de que la Librería Irazu, situada el Elciego, pudiera contar con suficientes ejemplares el día de la presentación en Laguardia. En ese acto se vendieron otros 57, frente a los 10-15 que habitualmente suelen comprarse en presentaciones de libros.
La obra se puede comprar en cualquier librería, pero la que más ejemplares tiene disponibles y mejor situada está para todos los vecinos de la comarca es, sin lugar a dudas, la mencionada Librería Irazu, en Elciego.
Mila ezker!
Zuri.