
La Fundación FOESSA y Cáritas han presentado hoy el Informe sobre exclusión y desarrollo social en Euskadi 2018-2024, que revela que 259.000 personas viven en situación de exclusión social en la comunidad autónoma, de las que 84.000 se encuentran en exclusión severa. Aunque la tasa global de exclusión se ha reducido desde 2018, crece de forma preocupante la integración precaria: más personas están «dentro» del sistema, pero en una situación vulnerable.
El informe destaca que el 53,5% de la población vive en integración plena, mientras que el 35% está en integración precaria y el 12% en exclusión social. Esta situación afecta especialmente a menores, mujeres cabeza de hogar, personas migrantes y familias monoparentales, que concentran las mayores tasas de vulnerabilidad.
La vivienda emerge como el principal factor de desigualdad. El 17% de la población sufre algún rasgo de exclusión residencial. Entre quienes alquilan, el riesgo de pobreza alcanza el 30%, frente al 5% de quienes viven en propiedad. Además, el alquiler se ha encarecido más del 16% desde 2018, llegando al 20% en Álava y Vitoria-Gasteiz.
Falla el sistema
A pesar de contar con un sistema de garantía de ingresos eficaz, como la Renta de Garantía de Ingresos y el Ingreso Mínimo Vital, muchos hogares no acceden a estas ayudas por falta de información o tramitación compleja. El informe subraya que no fallan las personas, falla el sistema, que no siempre acompaña con cercanía, continuidad y personalización.
En este contexto, FOESSA y Cáritas proponen un nuevo pacto social basado en políticas valientes en vivienda, empleo, fiscalidad y protección social. “Es hora de poner la vida en el centro, combatir la desigualdad en su origen y construir una sociedad inclusiva e intercultural”, afirman.
Txomin Ruiz.