📌HORCAS, ROLLOS Y PICOTAS EN RIOJA ALAVESA

Salvador Velilla

Las Horcas, rollos y picotas son unos elementos más del rico patrimonio que encontramos por caminos y pueblos de Rioja Alavesa sostiene Salvador Velilla en un extenso, documentado, y brillante artículo que queremos compartir en este blog. Txomin Ruiz.

Caminando por las tierras de Rioja Alavesa, a la entrada de algunos pueblos como Elvillar, Lanciego…, contemplamos unas solitarias y sencillas columnas de piedra que los del lugar denominan rollo, picota y también horca. Son diversas en tamaño y decoración e, interesados por el tema, nos dicen que en cada pueblo de Rioja alavesa se levantó una columna semejante.

Rioja Alavesa

Cuenta la Historia que en el siglo XII, gobernaba estas tierras Alfonso VI el Sabio, como rey de Navarra y, queriendo fortalecer las líneas fronterizas de su reino mejorando las condiciones de los habitantes de Laguardia, les otorgó Fuero de Población el año 1164.

Asentada sobre un cerro y rodeada de murallas, junto a la ribera del río Ebro, la estratégica situación de la villa le confería un carácter militar de suma importancia, de ahí que fuera considerada «guarda» del reino de Navarra, frente al poder castellano, en plena Sonsierra navarra. Sus tierras iban desde la laguna de Cañas, al sur de Viana (Navarra) por el oriente hasta las Conchas de Haro al poniente y desde las sierras de Cantabria y Toloño al norte hasta la ribera del río Ebro al sur. En esta época nació la Hermandad de Villa y Tierra, formada por las villas de Laguardia y sus aldeas, para mejor gobernarse y defenderse, manteniendo esta hermandad a lo largo de varios siglos. Con el paso del tiempo, las aldeas fueron creciendo en habitantes y en poder económico y llegó el momento de querer independizarse de la villa-madre, deseando tener su propia jurisdicción territorial y nombrar ellas sus propios alcaldes. Los reyes de aquel entonces, Felipe II, Felipe III…. necesitaron importantes sumas de dinero para mantener sus grandes ejércitos -casi siempre en guerras- y sus extensas posesiones.

Se vio que la venta de tierras y lugares realengos podía acarrear dinero a la hacienda real y, a su vez, las pequeñas aldeas vieron que era el momento propicio para separarse de la villa-madre y hacerse independientes, comprando al rey de turno el título de villa. El rey, previo pago de una importante cantidad de dinero, les enviaba la Carta de Privilegio, separándolas de la villa-madre, concediéndoles la capacidad de nombrar alcalde propio, dotándoles de jurisdicción real y, como símbolo de estas prerrogativas, ordenaba levantar una horca, picota o rollo en un lugar transitado y visible: » E queremos que en esta dicha Villa aya horca, picota, cuchillo, carcel e todas las otras insignias de jurisdición que las ciudades e villas por sí e sobre sí de estos nuestros reinos que son exemptos de otra jurisdicción tienen y usan «( Carta de Privilegio de Felipe II, a la villa de Elciego en l983 ).

Elciego fue la primera aldea de Rioja Alavesa que se separó de Laguardia el año 1583, tomando el título de villa tras pagar 11.250 maravedís por vecino. Pasarán unos años, pero en 1631 Lapuebla de Labarca, en 1632 Lanciego y así, año tras año, la práctica totalidad de las antiguas aldeas dependientes de Laguardia, lograrán el título de villa. Es en este momento, cuando estos pueblos levantan en la plaza o en una de las entradas el rollo o picota, así como la horca: «Trescientos reales al dicho cantero por el rollo que hizo en dicho lugar…Treze reales que costó la hoja de lata y el plomo que se puso en dho. rollo» (Oion-Oyón ).

Quede claro, sin embargo, que la horca, picota y el rollo son instrumentos de jurisdicción y administración de la justicia que arrancan de la Edad Media, como nos lo recuerdan las Partidas del rey Alfonso X. De ahí que opinemos que Laguardia tuviera rollo o picota muchos años antes que sus aldeas, ya que gozaba del título de villa desde 1164. Estuvo colocado en la parte sur de la villa, no lejos de la barbacana, en lo que hasta no hace mucho se conocía como «Paseo de los ahorcados», debajo de donde está hoy la residencia de mayores.

Rollos – Picotas – Horcas

Es curioso que en la reducida extensión de terreno que ocupa Rioja alavesa aparezcan estas tres denominaciones – y en lugares diferentes- para referirse al mismo símbolo: una columna de piedra levantada a la entrada del pueblo.

En Elciego le llaman picota, en Elvillar rollo y en Lanciego horca. La picota:

Era una instrumento relacionado con la administración de justicia o jurisdicción penal y, en un principio, se haría de madera.

El rollo:

era una columna de madera o piedra que indicaba la autonomía jurisdiccional de la nueva villa, señalando (por los escudos que tenía) si la villa era realenga, señorial o dependiente de algún poderoso monasterio o prelado. «Y así mismo un rollo de madera, por no haberle de piedra y en él una argolla» ( villa de Zambrana ).

La horca:

Instrumento por lo común de madera para infligir el castigo de la horca a quien se había saltado la Ley. Solía colocarse en un alto, a las afueras del pueblo y, en ocasiones, también en los límites jurisdiccionales: «…estando en el sitio que llaman el alto de la Motilla, camino de Bernedo, hicieron poner una horca» (villa de Cripán).

¿Para qué servían estos elementos?

El rollo o picota que se alzaba a la entrada del pueblo o en la plaza pública indicaba que el pueblo gozaba de título de villa y tenía jurisdicción territorial y alcalde propio, con capacidad de recaudar tributos e imponer determinadas multas y castigos.

También, como vamos viendo, servían como lugares donde se cumplían las penas impuestas, y que al ser en lugares tan públicos y pasajeros, pudieran servir de escarmiento para los demás. Así leemos en las Ordenanzas de la Hermandad de Laguardia: «Que qualquiera que cortare cepas o árbol, o arrancare de heredad ajena, aunque estuviere dos pasadas fuera de la heredad…., pague de pena por cada cepa 1000 maravedís… y que si el tal dañado no thuviere con qué pagar dchas penas y daño, sea thraido a la bergüenza y puesto en la argolla por tres horas». El rollo o picota, (llamado también vergüenza ) servía además para cumplir los castigos que la justicia del lugar imponía. El gran pero es que los reos siempre eran villanos, nunca nobles o eclesiásticos «E otrosi si fuere fallado que el dicho malhechor de que asi es querellado, si robare o furtare a otro en qualquier logar de diez florines de arriba del cuño de Aragón, si fuere villano que le enforquen por ello e ssi fuere fijodalgo que lo empocen fasta que muera» ( Ordenanzas de la Hermandad de Vitoria, Salvatierra y Treviño, confirmadas en 1417 ). La supresión de señoríos en 1811 y la Constitución de 1812, decretando la desaparición de todo símbolo que indicara vasallaje e igualando ante la ley a nobles y villanos, propició el derribo de muchos de estos elementos arquitectónicos.

¿Cómo eran?

Ya hemos dicho que, si el rollo o picota se colocaba en la entrada de los pueblos y también en la plaza pública, la horca por lo general se colocaba en un alto, lejos del pueblo y, a poder ser, junto a una encrucijada de caminos, como lo recuerda Gonzalo de Berceo en uno de sus versos: «Llevólo la justicia para le encrucijada Do estaba la forca por concejo alzada». Las partes principales de un rollo o picota podemos decir que son: pie, fuste y remate.

El pie:

elevándose las menos veces sobre una basamento pedregoso, en la mayoría de las ocasiones la base suele estar formada por piedras de cantería, colocadas en escalón, teniendo la forma redondeada, exagonal u octogonal.

El fuste:

Si algunos están formados por una columna de una sola pieza, la mayoría de los rollos y picotas tienen el fuste compuesto por varios trozos o tambores de piedra tallada. Por lo general suelen tener forma cilíndrica y con la superficie lisa o estriada. Los hay claramente artísticos, como es el rollo gótico de Villalón en Palencia, o el de Peñaranda de Duero en Burgos. En lo alto del fuste, algunas picotas y rollos llevan grabado un escudo señorial ( Mendoza y Salinillas de Buradón ), propio de las villas que estaban bajo el poder de un señor o autoridad eclesiástica. En Rioja Alavesa los rollos y picotas que se conservan no llevan escudos porque la práctica totalidad de las villas eran realengas.

El capitel y remate.

Es lo más variado de los rollos y picotas, por su complejidad y riqueza artística, siendo lo que realmente nos ayuda a diferenciar y reconocer un rollo de otro. En Rioja Alavesa, a pesar de los pocos que existen, todos tienen el capitel distinto. La mayoría de las picotas o rollos, sin embargo, acaban en punta, de ahí el nombre de «picota». Terminación que, como en Elciego, bien pudiera representar la «caperuza» que, a modo de vergüenza, se colocaba sobre la cabeza de los castigados a ser expuestos a vergüenza pública. Los expertos no se ponen de acuerdo en encontrar una significación a los cuatro pequeños brazos que aparecen en lo alto de muchos capiteles de rolllos y picotas y que, en ocasiones, era de donde colgaban o se sujetaban los miembros de los castigados. Hay quien ha querido ver en ellos los cuatro puntos cardinales, otros los cuatro elementos… Según Julio Caro Baroja, las carátulas que algunos presentan, con fieros animales, rostros feos…etc, tenían la finalidad de producir espanto entre los que contemplaban el símbolo de infamia.

Ruta por las horcas, rollos y picotas de Rioja Alavesa.

Salinillas de Buradón

No lejos de la plaza mayor, en la calle Mayo nº 4 podemos contemplar un escudo de armas uno de cuyos cuarteles superiores luce una picota, coronada por tiara y de la que cuelgan sendas cadenas para sujetar a los castigados. Es el único escudo de Rioja alavesa que ostenta tal elemento, aunque en Briñas se puede ver otro escudo con parecido dibujo.

La picota de Salinillas de Buradón se encuentra en el límite jurisdiccional que conduce a la villa de Briñas (La Rioja), en el término conocido como La Justicia y también como El alto la picota, junto a la actual carretera. Asentada sobre una prominencia rocosa, la base, circular, mide 28 centímetros de altura. El fuste consta de ocho cuerpos o tambores de pequeñas piedras labradas y tiene una altura de 277 centímetros. En la octava fila de piedras, arriba, salen cuatro brazos o canes, un tanto achatados, propios de casi todas las picotas, aunque estos no lucen labra alguna. La terminación es en forma de caperuza chata y llega a medir cosa de 75 centímetros. El monumento mide 3 metros de altura en conjunto y resulta muy proporcionada y , por el lugar en el que está situado, tiene traza de vigía solitario. Es por ello que pensamos que, si estos símbolos se colocaban en lugares transitados, es por aquí por donde pasaba uno de los ramales del Camino de Santiago que, viniendo desde el túnel de San Andrián, iba camino de Santo Domingo a cruzar el río Ebro por estos lares, después de pasar el Alto de la Lobera, entre Salinillas y Briñas.

Labastida.

El nombre de «Bastida» (fortificación), el lugar donde la villa está asentada, el montículo situado al norte y conocido como «El castillo», las dos puertas de la muralla que aún conserva, todo nos lleva a pensar que Labastida fue una importante villa medieval. La Historia nos dice que recibió los Fueros de Treviño de manos de Fernando III, el 20 de Marzo de 1242. Y en este fuero tiene recogido que todo ladrón que sea sorprendido sea ahorcado: «Omnis latro ssicum ffurto ffuerit deprehensus suspendatur…». Que tuvo horca nos lo recuerda el nombre de uno de sus barrios: «Barrio de la horca» y, si bien no se conserva el rollo, una de sus calles nos dice que contó con este símbolo de jurisdicción y administración de justicia: «Calle el Rollo», en la parte sur.

Elciego

Su nombre aparece en el Cartulario de San Millán de la Cogolla ya el año 1072, siendo el primer pueblo de Rioja Alavesa en independizarse de Laguardia el 12 de Noviembre del año 1583, tomando el título de villa Desde aquel lejano año Elciego posee «La picota el rollo». Levantada a las afueras del pueblo, en las eras, cuando la villa fue creciendo vino a denominarse «La plaza el rollo», al quedar rodeada por casas. No tardó mucho tiempo el trasladarse al lugar que actualmente ocupa, no lejos del primitivo, en cruce de caminos, en una de las salidas hacia Baños de Ebro. Es conocida como «La pinota o la picota el rollo», conjuntando las dos palabras en el mismo monumento. «La picota el rollo» de Elciego está asentada sobre cuatro gradas rectangulares que miden 2,33 x 3,35 metros de longitud y tiene entre 12 y 19 centímetros de altura. El fuste, de cinco tambores, tiene un grosor de 1, 52 metros y una altura de 1, 67. El «collarín», a modo de capitel, tiene un grosor de 10 centímetros y lo que es propiamente la «caperuza» llega medir 1,10 metros de altura, sumando un total de 3, 64 metros la altura que tiene el monumento. La caperuza está horadara, como de haber tenido suspendido un hierro a modo de grillete o garfios. Tiene uno de los lados bastante destrozado y la parte baja está pegada con cemento. Dicho todo lo anterior con las debidas reservas, puesto que hemos dicho que no ocupa el lugar original. Elciego es el único pueblo de Rioja Alavesa que conserva todo un ritual en torno a la picota o rollo, si bien la ceremonia no se celebra el día de la concesión de la Carta de Privilegio sino el día 2 de Julio. Este día, la corporación, precedida por el grupo de danzas, a cuyo frente va abriendo paso el Cachimorro, se dirige a la Picota. Una vez allí, se coloca junto a la Picota la Carta de Privilegio y, formando los danzantes un corro, el concejal de turno tremola la bandera, hasta rendirla a los pies del monumento símbolo de su independencia siguiendo los agudos sones de la gaita riojana.

Elvillar.

Dólmenes como «La Chabola de la Hechicera», cuevas como la de «Los Husos» y numerosos restos arqueológicos de singular relieve en los alrededores de Elvillar, denotan la pronta presencia del ser humano en la zona. Sin embargo, no será sino hasta el 22 de Enero del año 1667 cuando Elvillar alcance el título de villa. Desde aquel día se levantó el rollo en la entrada sur del pueblo, en un cruce de calles, como correspondía a estos elementos. Tiene 1,54 metros de circunferencia y 3,50 metros de altura. El cuerpo está compuesto por dos cuerpos cilíndricos y el remate tiene la forma de espada achatada. Unas muescas hacia la mitad del fuste bien pudieran deberse a la argolla que debía colgar sujeta a una cadena, como aún puede verse en el rollo de Mendoza. Un vecino entrado en años nos dice que: «En tiempos de la Inquisición ataban y castigaban con el rollo a los que hacían algo malo».

Lanciego

El 1 de Abril de 1632 el lugar de Lanciego consiguió el título de Villa, separándose de Laguardia, tras el pago a la corona real de 4.500 ducados. Lamentablemente no se conserva en el archivo municipal la Carta de Privilegio de Villazgo, pero todos los vecinos/as de Lanciego saben que «La horca» está a la salida del pueblo, a pie de la carretera que baja a Assa. Conocido entre los vecinos como «La horca», el rollo-picota de Lanciego es de una robustez aplastante, ya que se asienta sobre un bloque de piedra de 0,75 centímetros de altura y de unos 3 metros de longitud. Dos peldaños cuadrangulares, de 1,60 x 1, 60 metros aúpan el monolito de una sola pieza, cuyo fuste tiene una circunferencia de 1,90 metros y una altura de 2,06 metros. Un collarín de cuatro salientes, hace de base a una pirámide chata y truncada, de cemento, que nos hace pensar que la coronación del rollo-picota pudo haber sido muy otra. Dos de los salientes, o perrillos, los que están mirando al norte, tienen sendos agujeros, que facilitarían el poder colgar los miembros de los castigados. Los perrillos orientados al oeste y al este, están rotos y no sabemos si estuvieron agujereados. Cuentan unos vecinos entrados en años que, durante la guerra civil del 36, el monumento de «La horca» estuvo caído en tierra y se volvió a colocar en su sitio más tarde. Recuerdan que la coronación era en forma de «cucurucho» y que lucía un roñoso «cuchillo» de gran tamaño, así como que estaba provisto de argollas. Era, pues un rollo-picota con todas sus insignias. Curioso es que, durante una época, – así aparece en el Diccionario de Carreras-Candi- , el escudo de la Villa reproducía un rollo-picota dibujada con sencillos trazos.

Lapuebla de Labarca

Esta reducida puebla se independizó de Laguardia, tomando el título de villa, el 11 de Junio de 1631. En la parte alta del pueblo, no lejos de la carretera que conducía a la villa de Elciego estaba la «Era del rollo», de la que, ocupada hoy por bodegas y otras edificaciones, no queda más que el recuerdo. La memoria y el recuerdo ha hecho que la gente recordara que, junto a la puerta de una vivienda, poco más abajo de lo que fue la «Era del rollo», una piedra que se conserva y que se usaba como banco para sentarse para tomar la fresca en las noches veraniegas, era uno de los trozos del rollo. Otro trozo del fuste estaba junto al Bar Bodegón, a la vera de lo que se conocía como la “Era del rollo”. El hallazgo de estos dos trozos del fuste, gracias a la documentación que se conserva y a la memoria de las gentes, han permitido que el año 2020 se llevara a cabo la recuperación y restauración de los dos únicos elementos que quedaban del rollo de Lapuebla de Labarca y que hoy día pueda ser contemplado por vecinos y forasteros. Se puede decir que con esta actuación se ha recuperado una pequeña, pero importante, parte de la historia del pueblo.

Moreda:

Siendo Moreda una de las poblaciones que primero aparecen citadas, ya por el año 939, el título de villa lo consigue el 25 de Junio de 1666, bajo el reinado de Carlos II, pagando po su concesión 1.000 ducados.

Moreda conserva el término de «La horca», en la parte suroeste del pueblo y que tuvo rollo onos lo recuerda la «Calle el Rollo», conocida también durante muchos años como Calle la Fuente y que se prolonga por la calle San Roque.

Los expertos no se ponen de acuerdo en encontrar una significación a los cuatro pequeños brazos que aparecen en lo alto de muchos capiteles de rolllos y picotas y que, en ocasiones, era de donde colgaban o se sujetaban los miembros de los castigados. Hay quien ha querido ver en ellos los cuatro puntos cardinales, otros los cuatro elementos… Según Julio Caro Baroja, las carátulas que algunos presentan, con fieros animales, rostros feos…etc, tenían la finalidad de producir espanto entre los que contemplaban el símbolo de infamia. Ruta por las horcas, rollos y picotas de Rioja Alavesa. Salinillas de Buradón No lejos de la plaza mayor, en la calle Mayo nº 4 podemos contemplar un escudo de armas uno de cuyos cuarteles superiores luce una picota, coronada por tiara y de la que cuelgan sendas cadenas para sujetar a los castigados. Es el único escudo de Rioja alavesa que ostenta tal elemento, aunque en Briñas se puede ver otro escudo con parecido dibujo.

La picota de Salinillas de Buradón se encuentra en el límite jurisdiccional que conduce a la villa de Briñas (La Rioja), en el término conocido como La Justicia y también como El alto la picota, junto a la actual carretera. Asentada sobre una prominencia rocosa, la base, circular, mide 28 centímetros de altura. El fuste consta de ocho cuerpos o tambores de pequeñas piedras labradas y tiene una altura de 277 centímetros. En la octava fila de piedras, arriba, salen cuatro brazos o canes, un tanto achatados, propios de casi todas las picotas, aunque estos no lucen labra alguna. La terminación es en forma de caperuza chata y llega a medir cosa de 75 centímetros. El monumento mide 3 metros de altura en conjunto y resulta muy proporcionada y , por el lugar en el que está situado, tiene traza de vigía solitario. Es por ello que pensamos que, si estos símbolos se colocaban en lugares transitados, es por aquí por donde pasaba uno de los ramales del Camino de Santiago que, viniendo desde el túnel de San Andrián, iba camino de Santo Domingo a cruzar el río Ebro por estos lares, después de pasar el Alto de la Lobera, entre Salinillas y Briñas. Labastida.

El nombre de «Bastida» (fortificación), el lugar donde la villa está asentada, el montículo situado al norte y conocido como «El castillo», las dos puertas de la muralla que aún conserva, todo nos lleva a pensar que Labastida fue una importante villa medieval. La Historia nos dice que recibió los Fueros de Treviño de manos de Fernando III, el 20 de Marzo de 1242. Y en este fuero tiene recogido que todo ladrón que sea sorprendido sea ahorcado: «Omnis latro ssicum ffurto ffuerit deprehensus suspendatur…». Que tuvo horca nos lo recuerda el nombre de uno de sus barrios: «Barrio de la horca» y, si bien no se conserva el rollo, una de sus calles nos dice que contó con este símbolo de jurisdicción y administración de justicia: «Calle el Rollo», en la parte sur. Elciego Su nombre aparece en el Cartulario de San Millán de la Cogolla ya el año 1072, siendo el primer pueblo de Rioja Alavesa en independizarse de Laguardia el 12 de Noviembre del año 1583, tomando el título de villa Desde aquel lejano año Elciego posee «La picota el rollo».

Levantada a las afueras del pueblo, en las eras, cuando la villa fue creciendo vino a denominarse «La plaza el rollo», al quedar rodeada por casas. No tardó mucho tiempo el trasladarse al lugar que actualmente ocupa, no lejos del primitivo, en cruce de caminos, en una de las salidas hacia Baños de Ebro. Es conocida como «La pinota o la picota el rollo», conjuntando las dos palabras en el mismo monumento. «La picota el rollo» de Elciego está asentada sobre cuatro gradas rectangulares que miden 2,33 x 3,35 metros de longitud y tiene entre 12 y 19 centímetros de altura. El fuste, de cinco tambores, tiene un grosor de 1, 52 metros y una altura de 1, 67. El «collarín», a modo de capitel, tiene un grosor de 10 centímetros y lo que es propiamente la «caperuza» llega medir 1,10 metros de altura, sumando un total de 3, 64 metros la altura que tiene el monumento. La caperuza está horadara, como de haber tenido suspendido un hierro a modo de grillete o garfios. Tiene uno de los lados bastante destrozado y la parte baja está pegada con cemento. Dicho todo lo anterior con las debidas reservas, puesto que hemos dicho que no ocupa el lugar original. Elciego es el único pueblo de Rioja Alavesa que conserva todo un ritual en torno a la picota o rollo, si bien la ceremonia no se celebra el día de la concesión de la Carta de Privilegio sino el día 2 de Julio. Este día, la corporación, precedida por el grupo de danzas, a cuyo frente va abriendo paso el Cachimorro, se dirige a la Picota. Una vez allí, se coloca junto a la Picota la Carta de Privilegio y, formando los danzantes un corro, el concejal de turno tremola la bandera, hasta rendirla a los pies del monumento símbolo de su independencia siguiendo los agudos sones de la gaita riojana. Elvillar. Dólmenes como «La Chabola de la Hechicera», cuevas como la de «Los Husos» y numerosos restos arqueológicos de singular relieve en los alrededores de Elvillar, denotan la pronta presencia del ser humano en la zona. Sin embargo, no será sino hasta el 22 de Enero del año 1667 cuando Elvillar alcance el título de villa. Desde aquel día se levantó el rollo en la entrada sur del pueblo, en un cruce de calles, como correspondía a estos elementos. Tiene 1,54 metros de circunferencia y 3,50 metros de altura. El cuerpo está compuesto por dos cuerpos cilíndricos y el remate tiene la forma de espada achatada. Unas muescas hacia la mitad del fuste bien pudieran deberse a la argolla que debía colgar sujeta a una cadena, como aún puede verse en el rollo de Mendoza. Un vecino entrado en años nos dice que: «En tiempos de la Inquisición ataban y castigaban con el rollo a los que hacían algo malo». Lanciego El 1 de Abril de 1632 el lugar de Lanciego consiguió el título de Villa, separándose de Laguardia, tras el pago a la corona real de 4.500 ducados. Lamentablemente no se conserva en el archivo municipal la Carta de Privilegio de Villazgo, pero todos los vecinos/as de Lanciego saben que «La horca» está a la salida del pueblo, a pie de la carretera que baja a Assa. Conocido entre los vecinos como «La horca», el rollo-picota de Lanciego es de una robustez aplastante, ya que se asienta sobre un bloque de piedra de 0,75 centímetros de altura y de unos 3 metros de longitud. Dos peldaños cuadrangulares, de 1,60 x 1, 60 metros aúpan el monolito de una sola pieza, cuyo fuste tiene una circunferencia de 1,90 metros y una altura de 2,06 metros. Un collarín de cuatro salientes, hace de base a una pirámide chata y truncada, de cemento, que nos hace pensar que la coronación del rollo-picota pudo haber sido muy otra. Dos de los salientes, o perrillos, los que están mirando al norte, tienen sendos agujeros, que facilitarían el poder colgar los miembros de los castigados. Los perrillos orientados al oeste y al este, están rotos y no sabemos si estuvieron agujereados. Cuentan unos vecinos entrados en años que, durante la guerra civil del 36, el monumento de «La horca» estuvo caído en tierra y se volvió a colocar en su sitio más tarde. Recuerdan que la coronación era en forma de «cucurucho» y que lucía un roñoso «cuchillo» de gran tamaño, así como que estaba provisto de argollas. Era, pues un rollo-picota con todas sus insignias. Curioso es que, durante una época, – así aparece en el Diccionario de Carreras-Candi- , el escudo de la Villa reproducía un rollo-picota dibujada con sencillos trazos.

Lapuebla de Labarca Esta reducida puebla se independizó de Laguardia, tomando el título de villa, el 11 de Junio de 1631. En la parte alta del pueblo, no lejos de la carretera que conducía a la villa de Elciego estaba la «Era del rollo», de la que, ocupada hoy por bodegas y otras edificaciones, no queda más que el recuerdo. La memoria y el recuerdo ha hecho que la gente recordara que, junto a la puerta de una vivienda, poco más abajo de lo que fue la «Era del rollo», una piedra que se conserva y que se usaba como banco para sentarse para tomar la fresca en las noches veraniegas, era uno de los trozos del rollo. Otro trozo del fuste estaba junto al Bar Bodegón, a la vera de lo que se conocía como la “Era del rollo”. El hallazgo de estos dos trozos del fuste, gracias a la documentación que se conserva y a la memoria de las gentes, han permitido que el año 2020 se llevara a cabo la recuperación y restauración de los dos únicos elementos que quedaban del rollo de Lapuebla de Labarca y que hoy día pueda ser contemplado por vecinos y forasteros. Se puede decir que con esta actuación se ha recuperado una pequeña, pero importante, parte de la historia del pueblo. Moreda: Siendo Moreda una de las poblaciones que primero aparecen citadas, ya por el año 939, el título de villa lo consigue el 25 de Junio de 1666, bajo el reinado de Carlos II, pagando po su concesión 1.000 ducados

Moreda conserva el término de «La horca», en la parte suroeste del pueblo y que tuvo rollo onos lo recuerda la «Calle el Rollo», conocida también durante muchos años como Calle la Fuente y que se prolonga por la calle San Roque.

Salvador Velilla

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