📌Los Gobiernos Vasco y de La Rioja, la Diputación de Álava y los ayuntamientos de Labastida, San Asensio, Anguciana, Rodezno, San Vicente de la Sonsierra y Haro rendirán un homenaje a un grupo de riojanos asesinados en Labastida

Fueron 12 los vecinos asesinados en 1936 y permanecieron enterrados durante 40 años, hasta que fueron trasladados a un mausoleo en San Vicente de la Sonsierra. Ahora, según cuenta el Diario Noticias de Álava, se pretende recuperar la memoria histórica de estos vecinos con este acto.

La fecha está por determinar, pero se baraja el próximo el mes de noviembre. Lo que ocurrió y cómo ocurrió, añade este diario y quiénes fueron sus protagonistas está recogido en un libro de descarga gratuita, titulado «Aquí nunca pasó nada«, el resultado de numerosas investigaciones del riojano Jesús Vicente Aguirre, un verdadero icono durante los últimos años de la dictadura franquista a través de la música, y uno de los tres integrantes del grupo Carmen, Jesús e Iñaki, autores y promotores de las canciones más reivindicativas de la identidad riojana.

Junto con otros representantes de la asociación La Barranca, un espacio en Lardero, cerca de Logroño, que acoge los restos de numerosos asesinados por las mismas razones, han trabajado para que su memoria no quede en el olvido y sobre todo para que nunca más vuelva a ocurrir.

Ibaiola harriak/ Eskuernaga

Asesinados

El primero en caer es Eugenio Mato Payueta, en el castillo de San Vicente el 24 de julio. En Salinillas de Buradón, será asesinado el 3 de agosto, Eladio Peciña López. Unos días más tarde, el 9 de agosto, morirán en Zambrana Jesús Castañeira Ramírez y Jesús Orive López. Un día más tarde, el 10, es asesinado en Leza, Florentino Peciña Marín. Muy cerca, en el puerto de Herrera, muere el día 18 Félix Comunión Salazar.

Los últimos del mes de agosto son: Julián Ramírez Apilánez y Maximino Monge Briñas, asesinados el día 28 en la carretera de Cellórigo y enterrados en Cihuri. El mismo día, en la Grajera de Logroño, muere Máximo Monge Castañeira. Hubo más, que aparecen detallados y documentados en el libro, y «el día 6 de noviembre, en la carretera de Labastida a Rivas de Tereso, paraje de las Auchas, Juan Martínez Ábalos y Martín Ramírez Apilánez, con otras diez personas de Anguciana, Haro, Rodezno, San Asensio y Treviana» fueron asesinados allí. «Los dejaron tirados en la carretera de Labastida, pero pasaría por allí el médico Andrés Castillo, en dirección a Rivas de Tereso, los vio y volvió al pueblo para avisar a las autoridades y que les dieran tierra. Uno de los enterradores participó en la exhumación de 1980».

  • Blanca Ramirez aunque todo su pueblo en San Vicente de la Sonsierra la conocía como’ la Blanqui’ participó antes de su fallecimiento (2.019) en el homenaje a la víctimas del franquismo en Rioja Alavesa celebrado en Eskuernaga/Villabuena en Septiembre de 2.016

Recuperación de los restos

Localizar y exhumar los restos de aquel grupo se añade en el «Diario noticias de Álava» fue una tarea compleja. «Blanca Ramírez (hija de Martín Ramírez Apilánez) inició los trámites para conseguirla, poniendo un anuncio en el periódico y buscando a las familias de Haro, San Asensio y los demás lugares. Entre todos pusieron el dinero.

El día 7 de junio de 1980 los sacaron; los restos pasaron la noche en el Ayuntamiento de San Vicente, «porque no podían quedarse solos, que aún quedaba gente mala en San Vicente». (De hecho, y al principio de tener el Panteón, un día lo abrieron y aparecieron las cajas revueltas. «Al parecer, uno de los de Haro tenía algunos dientes de oro, y alguien se enteró y fueron a por ellos». En la exhumación habían aparecido también algunas monedas de plata).

El día 8, entre cuatro y cinco mil hombres y mujeres de San Vicente, San Asensio, Haro, Treviana, Anguciana, Cenicero, Rodezno, Labastida y de otros sitios, autoridades, representantes de partidos, sindicatos y asociaciones, siguieron los actos y acompañaron a los muertos al cementerio. Presidía el funeral una bandera republicana. Puso la música la Banda de Haro. Para poder enterrarlos en el cementerio tuvieron que hablar con el obispo en Calahorra. El párroco de San Vicente no quería».

Txomin Ruiz.

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