
Fueron 12 los vecinos asesinados en 1936 y permanecieron enterrados durante 40 años, hasta que fueron trasladados a un mausoleo en San Vicente de la Sonsierra. Ahora, según cuenta el Diario Noticias de Álava, se pretende recuperar la memoria histórica de estos vecinos con este acto.
La fecha está por determinar, pero se baraja el próximo el mes de noviembre. Lo que ocurrió y cómo ocurrió, añade este diario y quiénes fueron sus protagonistas está recogido en un libro de descarga gratuita, titulado «Aquí nunca pasó nada«, el resultado de numerosas investigaciones del riojano Jesús Vicente Aguirre, un verdadero icono durante los últimos años de la dictadura franquista a través de la música, y uno de los tres integrantes del grupo Carmen, Jesús e Iñaki, autores y promotores de las canciones más reivindicativas de la identidad riojana.
Junto con otros representantes de la asociación La Barranca, un espacio en Lardero, cerca de Logroño, que acoge los restos de numerosos asesinados por las mismas razones, han trabajado para que su memoria no quede en el olvido y sobre todo para que nunca más vuelva a ocurrir.

Asesinados

- Blanca Ramirez aunque todo su pueblo en San Vicente de la Sonsierra la conocía como’ la Blanqui’ participó antes de su fallecimiento (2.019) en el homenaje a la víctimas del franquismo en Rioja Alavesa celebrado en Eskuernaga/Villabuena en Septiembre de 2.016
El día 7 de junio de 1980 los sacaron; los restos pasaron la noche en el Ayuntamiento de San Vicente, «porque no podían quedarse solos, que aún quedaba gente mala en San Vicente». (De hecho, y al principio de tener el Panteón, un día lo abrieron y aparecieron las cajas revueltas. «Al parecer, uno de los de Haro tenía algunos dientes de oro, y alguien se enteró y fueron a por ellos». En la exhumación habían aparecido también algunas monedas de plata).
El día 8, entre cuatro y cinco mil hombres y mujeres de San Vicente, San Asensio, Haro, Treviana, Anguciana, Cenicero, Rodezno, Labastida y de otros sitios, autoridades, representantes de partidos, sindicatos y asociaciones, siguieron los actos y acompañaron a los muertos al cementerio. Presidía el funeral una bandera republicana. Puso la música la Banda de Haro. Para poder enterrarlos en el cementerio tuvieron que hablar con el obispo en Calahorra. El párroco de San Vicente no quería».